Un polémico incidente fue el detonante del movimiento slow fashion. El 24 de abril de 2003 en Dhaka, capital de Bangladesh se produjo el colapso de un edificio donde se confeccionaban prendas para tiendas de marcas occidentales en el que cientos de personas fallecieron.
A pesar de que el día anterior del suceso se había pedido el desalojo del edificio, los dueños de las fábricas exigieron a muchos trabajadores que volvieran a trabajar al día siguiente, causando una de las mayores tragedias de la industria textil.
Os invito a buscar noticias sobre lo ocurrido.
¿Cómo se llegó a esta situación de precariedad laboral?
Pues bien, cuando comenzó el gran boom de la industria textil en los 80 en Bangladesh, se puso énfasis en la mano de obra barata. La gente no tenía empleo y aceptaban cualquier cantidad que se les quisiera pagar.
Debate abierto
A raíz del incidente se activó un debate sobre el papel de las compañías de moda occidentales, los derechos de trabajadores en países pobres y el afán consumista de las sociedades más ricas.
Los consumidores comienzan a tomar consciencia de las condiciones laborales en las que se encuentran los trabajadores de las fábricas textiles y muchos de ellos comienzan a promover la slow fashion, movimiento que exige condiciones laborales dignas además del uso de materias primas sostenibles.
Principios de la slow fashion
La slow fashion reivindica la necesidad de poder vestirse y consumir ropa con un intercambio justo entre las partes implicadas.
- Garantiza los derechos laborales de los empleados del sector textil.
- Se preocupa por minimizar el impacto medioambiental para preservar la salud del planeta.
- Emplea materiales de origen sostenible
- Genera una economía circular basada en el crecimiento eficiente e innovador frente al cuantitativo.
- Promueve el reciclaje de ropa mediante el uso de prendas de segunda mano.
- Apoya lo local, el comercio justo y comprar menos, pero de más calidad.
- Pone en relevancia la transparencia como una garantía para el consumidor.